"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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22-08-2009 |
Carlos Ponce de León
La travestida burguesía nativa e internacional
Fuente: http://www.prt-argentina.org.ar/
La travestida burguesía nativa e internacional, afincada en nuestra patria, su gobierno, todos sus representantes oficialistas o en la “oposición”, sus “comunicadores” a sueldo, han dado por finalizado el coro interminable de las elecciones. Todos, sin excepción, gatopardos, mentirosos que ocultan la real situación de la economía, de la crisis y sus consecuencias. Que saben y ocultan las verdaderas razones del adelantamiento de las elecciones.
Por empezar, repetiremos lo que ya dijimos sobre la madre de todas las mentiras, de todos los engaños. No hay ni habrá ninguna posibilidad de desarrollo de las fuerzas productivas si no se afectan los intereses de los grandes monopolios extranjeros, de la gran burguesía terrateniente; sin la nacionalización de toda la banca, sin la nacionalización del comercio exterior, sin la estatización de todos los grandes latifundios, para poner todos los recursos en función del desarrollo de las fuerzas productivas. Es mentira que la única forma de capitalizar la producción sea con los créditos de los organismos multilaterales que endeudan al país. El Capital no es un ente de beneficencia. La fuga de capitales es una clara demostración de lo que decimos. Frenar la “fuga” no depende de leyes que los “ahuyentarían”, como ellos mismos dicen. Depende de una firme decisión política que implica defender la soberanía sobre el trabajo de nuestro proletariado. Porque lo que se “fuga” es una parte sustancial de la plusvalía producida por el proletariado en general y por la clase obrera argentina en particular. La burguesía no produce, explota, es mentira de que exista una burguesía nacional. Lo que la Señora Presidenta nos quiere presentar como parte de la burguesía nacional es una empresa de origen italiano que tiene su sede central en Luxemburgo. Por eso reiteramos: no existe la posibilidad material de que la burguesía pueda encabezar, liderar ningún proceso de desarrollo independiente en ningún lugar del mundo. Carece de base material por su asociación de intereses con la burguesía imperialista, carece de fuerza política y también de fuerza social. Es imposible reeditar una alianza de clases como la del primer peronismo.
Esta IMPOSIBILIDAD es lo que obliga a la burguesía y a sus gobiernos a desarrollar políticas de engaños y mentiras cada vez más fugaces. La imposibilidad de los partidos tradicionales de la burguesía, Justicialista y Radical, de “imponer” sus planes (si es que los tienen) radica, tal como ya lo expresamos en números anteriores, en que al privatizar los monopolios estatales quedaron expuestos al chantaje y la manipulación de la burguesía más concentrada que presiona con los precios y el desabastecimiento. Sin la administración de las empresas estatales que perdieron la capacidad para renegociar mejores términos deben, les guste o no, aceptar los términos, en este caso, de la burguesía financiera.
La “burguesía nacional” de la Sra. Presidenta se apresta a destrozar los pocos y tibios avances que hasta aquí han producido los últimos dos gobiernos. Porque más allá de su exposición en la conferencia de prensa del 30 de junio que pareció muy “inteligente”, la puja inter-burguesa existe y buscará resolverse dentro de la “legalidad” parlamentaria. Lo más granado de los reaccionarios agrupados en el G 7, todos miembros selectos del Partido Militar, van a usar esa hueca “caja de resonancia” para dirimir sus intereses y aumentar sus ganancias en detrimento del mísero nivel de vida del proletariado y la pequeña burguesía. Hueca para nuestros intereses, pero no para los intereses de las patronales de toda laya. Hasta aquí se habían “conformado” con el tope a las paritarias que había impuesto el “fiel representante” de la clase obrera y del proletariado en general, el corrupto Hugo Moyano, en acuerdo con el gobierno de la burguesía financiera. Esos “acuerdos” van a ser borrados o por lo menos eso se pretende. Los cultores de la democracia de 1880, están acuciados por el avance de la crisis y pretenden legislar para que todo el peso de ella recaiga, una vez más, sobre las espaldas de los proletarios y la pequeña burguesía. Pretenden sumir a la población en el más trágico desamparo y retrotraer su situación a la del 2001 o peor aún, pero en otro contexto. Cerrar los ojos frente al actual contexto mundial, regional y nacional será un ejercicio peligroso. Es patético escuchar hablar de democracia, aunque sea democracia burguesa, a narcotraficantes, ladrones, encubridores de crímenes de lesa humanidad, a viejos y encallecidos golpistas. Es una vergüenza verlos transitar por los pasillos del Congreso en lugar de los pasillos de las cárceles. Pero al fin y al cabo éste es el sistema capitalista y no deberíamos extrañarnos en lo más mínimo: “Entre bueyes no hay cornadas”. Todos mienten y todos ganan con las mentiras, menos la clase obrera y el pueblo. Mienten, tanto oficialistas como los que aparentan ser oposición. Mienten sobre los índices de mortalidad infantil, los de pobreza y miseria, los de desocupación, los de analfabetismo, los del trabajo ilegal (mal llamado trabajo “en negro” –mal, porque es una expresión del racismo-), mienten sobre política internacional, mienten…, mienten y mienten. Encubren el verdadero origen de la pandemia llamada “gripe porcina” y encubren el desmantelamiento de la salud pública y su desfinanciamiento para el traslado a la actividad privada.
Advertimos, antes de las elecciones, que las cifras oficiales eran un engaño; que después del acto electoral iban a surgir, no las verdaderas cifras, pero sí estadísticas un poco más ajustadas a la realidad. Un día antes del 28 de junio se sostenía que no había más de 1300 a 1500 casos. El 30 habían trepado a 50.000, el día 2 de julio, el nuevo Ministro de Salud reconocía 100.000 infectados. Es lógico y justificado que la población se sienta desprotegida y engañada y también que entre en pánico, porque a una mentira le sigue otra para encubrir la anterior y así… sucesivamente. Lo hemos afirmado y lo sostenemos, aunque para cualquier ser humano parezca increíble: la burguesía, como toda clase destinada a desaparecer, es atrasada, a pesar del enorme avance de las ciencias. Es atávica, recurre a comportamientos instintivos, bárbaros y ancestrales frente al peligro de su desaparición como clase hegemónica y se aferra a filosofías superadas por el desarrollo de las fuerzas productivas, por el desarrollo de toda la humanidad. Se aferra al maltusianismo, que en los albores del capitalismo y frente al crecimiento demográfico planteaba que la producción crecía aritméticamente frente al crecimiento geométrico de la población. La conclusión que extraía el fundador de tal filosofía, Robert Malthus, era y es escalofriante: sobraba población, por lo tanto, había y hay que eliminarla. No es un ejercicio ocioso pensar y repensar que la gripe fue sembrada por el imperio. Es “vox populi” que los laboratorios norteamericanos manipulan virus de enfermedades para librar una guerra bacteriológica. Pero también es significativo que el asesino Donald Rumsfeld sea uno de los más grandes accionistas del laboratorio que posee la patente del Tamiflu, como también llama poderosamente la atención que haya sido el Secretario de Defensa del gobierno de Bush. Concreta un gran negocio, mientras, de paso, elimina parte de la población mundial y pone a la defensiva a la que sigue con vida. La realidad supera a la ficción.
Es muy “conveniente” para la burguesía y su gobierno la “oportuna” “aparición en escena” del virus de la gripe porcina, aunque haya puesto a los ojos del proletariado algunas de las miserias y contradicciones de la clase gobernante. Para empezar, todo esto le costó el cargo a la Ministra de Salud, puso en evidencia la enorme debacle que es el sistema de salud público, la carencia de insumos y de lugares de internación. Dejó expuesta la endeble capacidad de respuesta del sistema frente a cualquier epidemia. El Instituto Malbrán, otrora orgullo de los argentinos, está tan desmantelado y desfinanciado que no pudo adaptarse al ritmo de crecimiento de la pandemia. Los controles no existen, el libre mercado legal e ilegal de medicamentos expone, una vez más, que sólo importa la ganancia por sobre la vida humana, tal como corresponde a una burguesía voraz y carroñera. La pandemia, como siempre, afecta en mayor medida a los pobres por la simple razón de que tienen menos defensas y menos recursos. También la gripe porcina tiene un sesgo de clase, no puede ser una excepción, típica en una sociedad dividida en clases.
Pero también fue “oportuna” para encubrir que el dengue está ahí… esperando que vengan los primeros calorcitos que insuflen vida a las larvas de los mosquitos, para encubrir su fracaso electoral y para poner la pandemia en todos los medios y achicarle el “espacio” a las estupideces de la supuesta oposición.
¿Por qué insistimos en que es una supuesta oposición? Porque hará lo mismo que el gobierno, pero con las características de un elefante en un bazar. Para muestra sólo basta un botón: el ladrón Mauricio Macri nombró como Jefe de la Policía Metropolitana a Jorge Palacios, comisario retirado, destituido de la Policía Federal cuando se conoció su relación con los secuestradores del hijo del falso ingeniero, Axel Blumberg. Y, también, acusado de encubrimiento en el atentado a la AMIA además de los asesinatos cometidos el 19 y 20 de diciembre de 2001. Dime a quien nombras y te diré tu catadura moral...
Acudirá a la fuerza, a la represión y no al diálogo, intentarán “endurecer” toda la legislación antiobrera. No podrán mantener la situación por mucho tiempo más, el miedo tiene límites y el mundo se está convirtiendo en un barril de pólvora que en cualquier momento hará eclosión. Las mentiras, decíamos, son cada vez más fugaces, los conflictos van en aumento. Ya se reconoce públicamente la existencia de un cuadro recesivo que habría comenzado, según algunos, en el mes de octubre de 2008, otros, lo llevan a veinte meses de permanencia. Según estimaciones de la empresa privada Tendencias Económicas y Financieras, en junio, 275.463 trabajadores estuvieron en huelga. Los conflictos fueron encabezados por los docentes, trabajadores de la salud, judiciales, municipales y viales en el sector público; por las ramas automotriz, telefónicos, pintura, estaciones de servicio, textil, petróleo y del transporte entre las actividades privadas. Según la misma empresa las cifras significaron la primera baja interanual desde enero y que en el mes de junio se denunciaron 24.301 despidos y 15.450 suspensiones. Datos todos que dan por tierra y desnudan las mentiras del gobierno de la burguesía financiera que tuvo que reconocer 70.000 desempleados luego de una publicación de la CTA. Para tener sólo una aproximación, debemos multiplicar 70.000, por lo menos, por cinco. Queda claro que a la dirigencia política no debemos creerle nada, tanto sean oficialistas o supuestos opositores.
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL PAPEL DE LA “IZQUIERDA ” ELECTORALISTA
Estamos convencidos de que los ganadores en estas elecciones -y van ya varias elecciones- han sido los que no han ido a votar. El régimen burgués es tan cobarde que esconde las cifras del padrón y no publica la cantidad de votantes. Creerá que al esconderlos, dejan de existir. Lo único que deja de existir es la VERDAD. Según estimaciones y cálculos aproximados se trata de más del 45%. Si miramos el exiguo porcentaje de los ganadores sobre los que fueron a votar y no sobre el total, veremos que ese porcentaje baja sensiblemente. Queremos decir que la LEGITIMIDAD de los gobernantes y legisladores no es tal. Están gobernando y legislando de espaldas al pueblo.
Si el porcentaje de los ganadores es una miseria, la de la “izquierda”, sumando todos los votos, es más que miserable. Los dirigentes deberían leer más atentamente el mensaje que le está dando el proletariado al que dicen representar. Es el mismo mensaje que le dio en el 2001: “que se vayan todos”. Es el costo que tiene ser la “pata izquierda” del sistema. Creemos haberlo dicho alguna vez, pero lo reiteraremos: un error puede corregirse, pero cuando ese error se repite una y otra vez se transforma en tendencia y esa tendencia tiene otra explicación. Se trabaja para y por el proletariado o se trabaja en contra. Creemos que la dirigencia de esos partidos no trabaja para la revolución, ni siquiera para reformar nada a favor del proletariado. Lo mismo decimos de la “izquierda” que apoyó a los “piqueteros” terratenientes, hayan ido o no, a las elecciones. Estamos tranquilos, porque el accionar de las masas va a barrerlos, va a pasarlos por encima y sus bases los abandonarán, tal como lo hicieron en los setenta. Volverán a ser lo que deben ser: sectas.
Estamos confiados de que saldremos airosos como clase. Que los enfrentamientos que se avecinan nos serán favorables para acumular fuerza, conciencia y organización. El enemigo más temible no es el que tendremos enfrente: será nuestra propia desesperación por ir más allá cuando no nos den nuestras fuerzas. Debemos apelar a la serenidad e inteligencia. No hablamos de las masas, pues ellas han dado sobradas muestras de su paciencia y serenidad, hablamos de los dirigentes que nunca han conocido a las masas en acción.
EL PRESENTE ES LUCHA, EL FUTURO ES NUESTRO.
SOLIDARIDAD CON LOS PROLETARIOS, OPRIMIDOS Y POBRES DEL PUEBLO HERMANO DE HONDURAS.
Carlos Ponce de León
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